La consellería de Hacienda, Economía y Administración Pública del gobierno valenciano anuncia un Plan de Inspección del Juego. Del mismo ya nos hizo un anticipo la directora general de Tributos y Juego, Inmaculada Domínguez, dejando claro su implicación en la materia y su firme voluntad de acometer dos aspectos esenciales: la protección de los colectivos más vulnerables y la lucha contra el juego ilegal.
La iniciativa se emprende dando la impresión de que en la etapa del gobierno anterior no existió o no funcionó el citado Plan de Inspección. No voy a entrar en el asunto porque está de más hacerlo a éstas alturas. Lo que sí digo es que en lo relativo a la preservación de la defensa de los menores y de los prohibidos la Generalitat cuenta con la colaboración decidida y responsable del empresariado del juego. El sector viene demostrando con hechos y con la implementación de las medidas correspondientes su voluntad de que se cumpla la ley a rajatabla en el no acceso a sus locales de aquéllos que lo tienen terminantemente prohibido. Y la constancia de que eso es así lo han venido demostrando los informes llevados a cabo por los efectivos policiales encargados de vigilar y controlar los escenarios del juego.
O sea que en uno de los dos puntos cruciales de la inspección el ejecutivo valenciano dispone de la colaboración eficaz de los empresarios del juego. En el otro todo depende de la acción de gobierno y de los medios puestos en éste sentido al servicio de las tareas de inspección. Combatir el juego clandestino, que existe y en mayor proporción de lo que se cree, pienso que es un función muy importante. Por los daños que ocasiona al sector desde la óptica de una competencia fraudulenta e intolerable como por lo que significa de deterioro de la imagen del juego. ¿Que hay que aumentar las dotaciones de lo cuerpos especializados que asumen éstas tareas? Que se hagan. ¿Que puestos a buen recaudo quienes vulneran las leyes y se ciscan en ellas hay que aplicar medidas ejemplarizados ? Que se adopten con la mayor dureza posible. Inspecciones sí, pero cuyos efectos posteriores sirvan para tratar de erradicar la condenable plaga del juego pirata. De lo contrario, nos quedaremos con los brindis al sol.