Todo cambio conlleva incertidumbres y pulsos acelerados en aquéllos que intervienen en la escena política. Con ocasión de un gobierno de la Generalidad Valenciana presidido por Juanfran Pérez Llorca se barruntaban muchas novedades. No ha sido así. Lo más llamativo ha sido el cese en Hacienda de la titular hasta hace poco, Ruth Merino y el nombramiento para el cargo de José Antonio Rovira. Eso hacia intuir modificaciones profundas en el segundo y tercer escalón de la consellería pero, según se desprende de los últimos acontecimientos registrados, la sangre parece que no llega al río.
Habían quinielas en el sector sobre la continuidad o no de Inmaculada Domínguez en el puesto. Y la incógnita se ha resuelto satisfactoriamente siendo confirmada Domínguez en su actual función.
La noticia creo que es positiva para la industria del juego en la Comunidad. Cualquier relevo en la dirección general de Tributos y Juego hubiera supuesto abrir un período de ralentización administrativa cuya duración siempre es impredecible pero que, no obstante, supone un freno para el desarrollo de posibles normas o la vía libre para atender las reivindicaciones que plantea cada uno de los subsectores.
Lo que el juego valenciano pide en los momentos presentes es que ya acreditado un sostenido período de rodaje en el ejercicio de sus competencias y acumulada una visión completa del sector y sus circunstancias Inmaculada Domínguez traduzca su labor en hechos concretos, en pasos adelante, en normas o decretos que permitan avanzan a los subsectores por las sendas de la innovación y la mejora.
Los subsectores demandan una actualización de sus normativas que Inmaculada anunció que se estaban abordando. En el caso del bingo está la legítima aspiración al Bingo Electrónico de Sala que es reivindicación que viene de lejos y que coloca hoy al sector en la cola nacional. Por éste y otros temas el sector confía en que Inmaculada Domínguez haga de su continuidad un paso al frente para el juego valenciano.






