Los medios informativos, también los del juego, somos receptores de numerosas notas de prensa. Emitidas por asociaciones o empresas que pretenden divulgar la marcha de sus trabajos o airear las últimas novedades lanzadas al mercado. Esto es lo habitual y por serlo y encuentra cabida en las distintas cabeceras.
Lo que sucede es que toda nota de prensa debe sustentarse en una noticia, en un hecho concreto, en un escrito destinado a comunicar determinados acontecimientos, trabajos o problemas. En suma lo que la nota tiene que trasmitir es un mensaje, un testimonio de algo que está aconteciendo.
Este que describimos es un camino lógico que marca el itinerario desde el nacimiento de la nota de prensa hasta su difusión por el medio al que es destinado. Y aquí entra el juego, nunca más apropiado lo del juego, lo ilógico, lo que va en contra de la propia regla que regula la redacción de las denominadas notas de prensa. Que en no pocos casos incumplen su principal requisito, su esencia y razón de ser que es informar, dar cuenta de unos hechos.
Con frecuencia somos receptores de notas de prensa , con fotografía incluída, apoyadas en cuatro vaguedades, que en concreto no dicen absolutamente nada y que son un mero pretexto para airear unas imágenes y publicitar un nombre, sea de asociación o de empresa. Y esto denota tanta desfachatez por parte de los emisarios como desconsideración hacia los medios, que no caemos en ninguna trampa y somos conscientes de la utilización interesada de que somos objeto.
A semejante situación ayuda la creencia, por otra parte equivocada, de que toda nota de prensa tiene que ser publicada. Al paso que vamos llegará un día en que además de informaciones difundiremos cuentecillos fantásticos puestos al servicio de la conveniencia de sus autores. Todo empezará a estar más claro y ser más trasparente cuando ciertas notas de prensa acaben en la papelera. Y entonces se acabarán las tomaduras de pelo.