Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Hay que hacer sangre

15 de diciembre de 2016

Tengo mis lectores fieles. A los que agradezco infinito su paciencia por aguantarme y su insistencia en seguirme. Y acepto de buen grado sus sugerencias y críticas. Más de uno, que sabe leer entre líneas, me pide que entre por derecho a matar y cite los nombres de los tipos a los que en ocasiones menciono sin desvelar su identidad, si bien se dan casos en que, pese a omitir éste dato, el reconocimiento del individuo en cuestión no demanda de excesivas pistas.

Procuro medir los adjetivos cuando del elogio se trata y no pasarme de rosca en las críticas cuando la oportunidad lo requiere. Y siempre he tenido como norma de conducta no entrar ni en la descalificación personal ni en el insulto. La brocha gorda suelo guardarla para pintar en casa. Al escribir en los papeles apuesto por el aseo y huyo de meterme en el fango.

Recuerdo que mi primer director de periódico, hombre sabio, de cultura enciclopédica que escribía como los ángeles con un finísimo sentido del humor, me decía: “El lector lo que busca, lo que le gusta, es que hagamos sangre, que ejercitemos el tremendísmo, pero yo personalmente jamás me plegaré a éstas exigencias.” El jovenzuelo que tenía delante tomó buena nota de aquélla sentencia.

Pero hoy, visto como está el patio, que no deja de ser un patio de vecindad vocinglero, insultón y provocador a escala general, en la política y el periodismo y en otros muchos órdenes de la cotidiana convivencia, incluido por supuesto el juego, hay que admitir la realidad. Una realidad que dice que lo que vende es el improperio, la grosería hecha lenguaje habitual, la descalificación del oponente, la comercialización de la sangre periodística en el caso que me ocupa.

Tengo claro que jamás me deslizaré por el tobogán de la información injuriosa o el ataque interesado que responde a turbios intereses. Pero como al respetable lo que le gusta, lo que le mola, lo que le pirra es la sangre, algún día tendremos que hacernos el ánimo y entrar a matar. Con nombres y apellidos.