No paramos de mejorar. SELAE y la ONCE llevan años ampliando su oferta de juegos con el lanzamiento de nuevos productos. Que se comercializan mediante campañas publicitarias costosísimas que venden al ciudadano sueños, viajes, pagas extraordinarias, fantasía, lujo, playas doradas y sentimentalismo de novela rosa. Aquí todo vale porque se juega con las cartas marcadas que barajan los que mandan y que no se paran en barras a la hora de comercializar unos décimos, cupones o lo que les venga en gana de los que extraen extraordinarios ingresos.
Los que albergan una clarísima vocación independentista no han querido quedarse rezagados en la cuestión de fomentar el juego público, que como todo el mundo sabe ni perjudica al bolsillo ni crea adicción. En ésa línea la Generalitat de Cataluña, que siempre ha querido distinguirse por su identidad y productos propios, creó en su momento la Entidad Autonómica de Juego y Apuestas para sacar al mercado una oferta genuina. Ideó la Grossa (gorda ) para hacer la competencia al gordo, que mantiene aunque nunca con los resultados esperados, y puso en marche sus propios boletos. Que ahora amplia con Rápid Jackpot dentro de la Loto Catalana qua funciona con sus productos específicos.
Esta carta blanca para el juego público, con su fanfarria publicitaria y sus alardes de buenismo, choca de manera frontal con ése asfixiante querer cortar las alas del juego privado a base de medidas endurecedoras. Es la doble cara de una moneda falsa contra la que es estéril luchar. Quien manda juega a lo que quiere. ¡ Hagan juego señores… pero que sea público !