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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Hagamos todos huelga de hambre

28 de diciembre de 2015

Leo en un medio generalista que el presidente de la OID (Organización Impulsora del Discapacitado) Dionisio González Otero, entidad calificada por el Ministerio de Hacienda de ilegal imponiendo una sanción de 25 millones de euros por una infracción muy grave además de un sinfín de sentencias en contra de su actividad, ha hecho huelga de hambre durante 13 días.

Su periodo de inanición vino provocado por la labor de acoso y derribo de la ONCE y del Estado. El señor González considera injusto que no dejen realizar ventas benéficas a otros operadores, que se niegue una alternativa digna de trabajo al resto de colectivos de discapacitados (sic) y que el Gobierno ampare un monopolio de juego. Razones, todas de importancia, para dejar de comer y recibir la atención (tenue) mediática.

Pero sobre la organización presidida por el señor González además de la mencionada penalización, también cae el peso de los 86 millones de euros de deuda con Hacienda. Un mazazo que hace tambalear los motivos de su ramadán sectorial. Con todo el respeto y ante tan loables acciones, pues la lucha de la OID de acabar con ciertas prebendas hacia la ONCE es lícita, el señor González debería apoquinar la pasta al erario público antes del consabido ayuno. Hacienda somos todos, señor González, y más aún una institución que “lleva años luchando por dar trabajo con una gran labor laboral, social, política, cultural y deportiva” – como reza en alguno de sus comunicados-.

Para que un colectivo lleve a término propuestas y reivindicaciones tiene que cumplir primero las reglas del juego. Y una vez se dé el fair play, activar los mecanismos necesarios para obtener un marco empresarial igualitario y competente. Y no es el caso de la OID. Así que agradezco al señor González el abandono de su abstinencia, por su bien y por el del juego en sus múltiples vertientes. Necesitamos dignificar la industria y no la purpurina de los carnavales-protesta.

Porque quienes saben de acoso o derribo son los empresarios del juego privado. Si nos atenemos a la iniciativa del señor González, el señor Henar (CEJ) y Ballesteros (FEJBA) llevarían años de vigilia por las desigualdades con el bingo online; o los señores de las asociaciones/federaciones de máquinas (llámese señor Fernández Berciano de FEMARA, por poner un ejemplo) no probarían bocado por el bloqueo de modificaciones reglamentarias y la ausencia de cambios fiscales o los señores de los salones (Vall a la cabeza) estarían mortificados por la clandestinidad de establecimientos de juegos y apuestas. No invito a hacer huelga de hambre, aunque si el señor González después de su proceso de continencia alcanza sus propósitos habría que plantearlo.

No se asusten. Hoy es el día de lo inocentes. Dejemos la pirotecnia del señor González a un lado y trabajemos. Muchos ya lo están haciendo. Intensamente.