Publicamos en SECTOR la noticia de la adquisición del Bingo Avenidas, de Valencia, por parte de la sociedad que forman Carlos Gamarra y Oscar Grau. Una entidad que cuenta con varias salas en las provincias de Valencia y Alicante y que va ganando notoriedad en la medida en que incrementa su división de locales y fortalece en grado sumo su capacidad de oferta.
Conocí y viví muy de cerca la puesta en marcha del Bingo Tres Forques», una de las salas que desde su apertura se distinguió entre las más sólidas de Valencia. La creó Antonio Grau Grau, dotándola desde el inicio, en 1981, de las máximas condiciones para triunfar, como así fue a pesar de los problemas derivados de un socio que resultó excluido de la empresa. Tal fue la proyección alcanzada por la sala y sus planteamientos que el hijo primogénito del fundador, Antonio Grau Manchón, un joven extraordinariamente formado al que entrevistamos en SECTOR DEL JUEGO dejándonos muestras de su talento, emprendió una aventura inédita. Y exportó el juego del bingo al este de Europa cuando sólo contaba 25 años. Inició la peripecia empresarial en la capital de Polonia y proyectó extenderse hasta Checoslovaquia acariciando la idea de plantarse en la propia URSS.
Un trágico accidente automovilístico segó en plena juventud la vida, las ilusiones y los proyectos de Antonio Grau Manchón, que de haberlo permitido el destino seguro que habría alcanzado los ambiciosos retos fijados por su acendrado espíritu empresarial en materia de bingo. El testigo de Antonio lo cogió andando el tiempo su hermano Oscar, que no sólo se ha ocupado de sostener y si cabe acrecentar el poder de atracción del Tres Forques, emblema del sector en Valencia, sino que ha ido multiplicando su presencia dentro del bingo, junto con Carlos Gamarra, mediante la adquisición de un conjunto de salas que están confiriendo destacada visibilidad a una sociedad cuya influencia sectorial está siendo más que notoria.
Hechos de ésta naturaleza conviene ser destacados. En particular cuándo entra en liza un apellido, en éste caso Grau, que va por la segunda generación rindiendo cumplido tributo al negocio del bingo. Grau es bingo.