Carlos González Cepeda falleció en Valencia el pasado 19 de marzo. Su biografía está repartida a partes iguales entre el mundo empresarial y el ejercicio de la política. Fue diputado en las cortes valencianas, primer delegado del gobierno en la Comunidad del PP cuando gobernaba José María Aznar y conseller de Justicia de la Generalitat que encabezó Eduardo Zaplana y posteriormente José Luis Olivas. En las notas necrológicas publicadas en los diarios locales, por cierto muy sucintas, se hacía referencia a su vinculación a distintas empresas.
Me llama la atención que en el obituario de Carlos González Cepeda no se mencionara para nada su vinculación con el Casino MONTE PICAYO. Quiero pensar que es por simple desconocimiento y no por eludir deliberadamente su protagonismo, que lo tuvo, en la industria del juego.
Desde la inauguración del Casino, propiedad de la familia Gómez Escardo-Cerezo, González Cepeda ejerció el cometido de director financiero de MONTE PICAYO. Desempeñó el cargo por espacio de varios años, sin duda los más espléndidos del establecimiento, y desde aquélla fase inicial estableci con Carlos una estrecha amistad, una relación de ésas que abren las puertas a la confianza mutua, a las confidencias y las reflexiones compartidas. España era entonces un país renacido y abierto por tanto a los sueños que tratábamos de hacer realidad.
La política constituía en aquéllos días una tentación para alumbrar proyectos de mejora social y alentar ilusiones de cambio. MONTE PICAYO se prestaba, por ser un centro mundano poblado de personalidades de toda laya, al contacto con políticos y al intercambio de impresiones. Y a partir de ahí González Cepeda oteó el horizonte del servicio público y se dejó seducir por él. Recuerdo que colaboré con él para proyectar su figura en un spot televisivo y reportajes de prensa. En la época que cito se actuaba a golpes de improvisación y estaba casi todo por hacer.
Guardo de Carlos un sentido recuerdo, y cuando evoco en la hora triste de su despedida los avatares que vivimos juntos, me viene a la memoria la de otra persona que también nos dejó hace poco. Hablo de Paco Celdrán, comisario del Cuerpo Superior de Policía y miembro de la Brigada del Juego que dejó su puesto para ser nombrado jefe de seguridad del Casino MONTE PICAYO. Reunidos Carlos, Paco y servidor bromeábamos: «Cuando Carlos llegue a la Moncloa tu serás responsable de Seguridad y yo de Comunicación” y nos reíamos los tres a mandíbula batiente. Retazos de vida cuyas ausencias duelen en el alma.