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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Garzón en la selva

5 de noviembre de 2020

Don Alberto Carlos Garzón Espinosa, secretario general de Izquierda Unida y ministro de Consumo, es amigo del tremendismo verbal, de la muletilla, de la frase altisonante que impacta y vende. En éste sentido se ciñe con absoluta disciplina, no podía ser de otra manera, a las tesis comunistas consistentes en hacer de lo hiperbólico y lo falso una mercancía de fácil consumo en determinados ámbitos.

Una de las frases supuestamente redondas que encantan al señor Garzón y que emplea con asiduidad al referirse al juego es ésa que dice, midiendo la ampulosidad del mensaje: “Tenemos que poner fin a la ley de la selva que es el juego.” O sea que el ministro, tan amante de definir al sector como una jungla, se ha erigido en una especie de Tarzán dispuesto a defender a sus primates de las trampas y asechanzas que amenazan por doquier.

No vamos a entrar en detalles sobre la Ley de Comunicaciones Comerciales de las Actividades de Juego aprobada por el gobierno, que carga contra el juego privado y dispensa al público. Lo que sí queremos subrayar aquí es la tendenciosidad de un ministro que ha hecho del juego un tema obsesivo para denigrar y prohibir, no para analizar y construir. Y cuyos tópicos y falacias sobre la realidad sectorial son censurables. Todo obra de un caballerete que se licenció en economía y desde entonces vive de la política. Llevándose alrededor de 85.000 pavos al año. Es un dato para aquéllos que están peleando en la selva.