Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Ganas de vivir

10 de mayo de 2021

El pasado lunes, que nunca ha sido un día bueno para los restaurantes, estuve en uno de postín de Valencia. De los que se come bien y se paga mejor. No había una sola mesa libre en el local, que es espacioso y da para albergar a una nutrida parroquia. Como la curiosidad no suele abandonarme dediqué unos minutos al entretenimiento e hice un barrido visual por la sala. Podía detectarse en el ambiente unas ganas de arrancar la semana con alegría, compartiendo mesa y mantel con la familia, con los negocios, con los amigos, con la cita que desprende la emoción de lo imprevisto, con el almuerzo que sella la conmemoración festiva, el acuerdo económico o el beso que certifica el amor de un instante o de toda la vida. La concurrencia era muy heterogénea y daba argumentos para muy diversas interpretaciones de lo que allí estaba aconteciendo.

Quiero poner énfasis en que la atmósfera de aquél universo gastronómico donde se mezclaban los aromas de la leña del naranjo que insuflaba fuego a las paellas con el olor fuerte de los marisco, tenía por parte de los clientes del restaurante como una especie de búsqueda y de reencuentro con la alegría de vivir, con el dar de lado a las mascarillas, los confinamientos y los toques de queda. Allí se apostaba por la inmediatez del momento que nos hace felices, por el paréntesis transitorio con una realidad que marca y entristece, por parar un proceso que se hace extraordinariamente largo y penoso. Allí, sin distinciones, se palpaban las ganas de ser los que éramos antes del bichito, de abrirnos a las delicias de la cocina y despedirnos de una puñetera vez de las alarmas, los partes médicos que abruman y las muertes que siguen asolándonos. Allí, todos sin excepción, con las burbujas doradas del champagne invitando a levantar los corazones, queríamos soñar que al salir el cielo, la ciudad y nosotros mismos éramos muy otros. Fin del relato.