No estoy dando los entusiastas gritos de rigor que antaño le dedicaban al anterior Jefe de Estado. Por cierto : se los daban de forma apasionada algunos que posteriormente se reconvirtieron en demócratas de toda la vida y abominaron de su figura. No, me estoy refiriendo a Franco como apellido señero del juego en España y el mundo, como gigante del recreativo que ha sabido hacer historia y conseguir, con su ejecutoria empresarial y aportaciones tecnológicas y creativas, ayudar de manera esencial al desarrollo y avance del sector en muy distintos campos.
Franco, Franco, Franco. Me confieso un forofo del Grupo por el mucho valor que tiene todo lo que ha hecho a lo largo de medio siglo de actividad. Por la dura lucha de los hermanos para abrirse paso, subir peldaños y ascender hasta el podio de los triunfadores. Por la firme y ejemplar voluntad de Jesús de seguir manteniendo intacta y a diario su ilusión por la empresa, arriesgando lo que haga falta y más para sostener en lo más alto su vocación de liderazgo y su compromiso con una industria de la que es pieza vital.
Franco, Franco, Franco. Porque es el apellido que corresponde por derecho a la primera empresa de la industria de capital netamente español y que no ha sido ni se espera que sea colonizada. Y repito lo de tres veces Franco porque me consta la lucha titánica de Jesús por preservar la firma y el Grupo contra viento y marea. Que en ocasiones sopla muy fuerte.