Vaya por delante que políticamente me separa una distancia abismal con Compromís, formación de izquierdas que opera en la Comunidad Valenciana. Ello no me impide reconocer que uno de sus miembros destacados, Francesc Gamero Lluna, secretario autonómico de Hacienda del gobierno que ahora está en funciones, es persona de acentuada corrección y buen talante, con la que se puede dialogar y disentir sin que se rompan las reglas que regulan las relaciones ajustadas a la normalidad.
Mi relación con Gamero se circunscribió a dos encuentros mantenidos con motivo de EXPOJOC. El primero tuvo lugar en la edición de 2019, donde se mostró encantado de que se le invitara a la inauguración de la muestra. Tras las interrupciones debidas a la pandemia el segundo se produjo el pasado año, donde acudió acompañado de todos los miembros de los servicios autonómicos del juego y permaneció en el recinto ferial toda la jornada. Nadie le obligó a una estancia tan dilatada que aprovechó para establecer numerosos contactos con expositores y empresarios, escuchar a unos y otros, mostrándose receptivo e interesado ante algunas de las cuestiones que le fueron expuestas.
Este relato que hago de unos hechos puede ser objeto de respuesta por parte de quién considere que Gamero, como todo político, no hacía nada que no fuera inherente a las obligaciones propias de su cargo. De acuerdo. Pero sucede que no todos obran de la misma manera. También con ocasión de EXPOJOC hubo un director general que anteriormente se hizo una fotografía de cuerpo entero por su chulería, brusquedad en el trato y tono altanero. A éste en concreto lo de servidor público no le casaba bien con su modo de ejercer el cargo.
Por todo ello me reitero en mi definición de Francesc Gamero Lluna como un tipo que sabe desenvolverse dentro de unos parámetros de afabilidad natural, no impostada, y que transmite buen tono y predisposición para atender y dar imagen a la institución que representa. No todos los políticos, ni mucho menos, están en ésa línea. Por lo que en el plano personal lamento su adiós al gobierno. Y repito, por si se olvida, que estoy a cientos de kilómetros de distancia de Compromís. Por sí no lo sabían.