Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Fernando y los buenos entierros

22 de marzo de 2022

En España enterramos como nadie. Se nos mueren personajes de relieve y de inmediato llueven los elogios, se ensalza la figura del desaparecido hasta más allá de los límites de la prudencia y las muestras de condolencia se suceden en cascada. En ocasiones las frases laudatorias hacia el finado quizás tratan de reparar la injusticia de no habérselas reconocido cuando estaba entre nosotros. Son cosas que pasan y que suelen repetirse lo que confirma lo que decía que aquí suele enterrarse de manera extraordinaria.

Lo anterior viene a cuento con motivo del adiós que le hemos dedicado a Fernando Prats Mañez, un tipo de muchísima altura en lo físico, en lo humano y en lo profesional. Un hombre al que, quienes le tratamos y apreciamos, será difícil que olvidemos. Por una ejecutoria brillante, ejemplar y humana, ésta última condición muy acusada en su personalidad y muy digna de valorar en toda su extensión.

Han sido múltiples, innumerables las muestras de condolencia recibidas y aireadas por la muerte de Prats. Que es justo y meritorio que se produzcan porque su figura y su ejecutoria lo merecían. Pienso que junto a éstos gestos de dolor tampoco hubiera estado de más que un servidor público como él, que estuvo tantos años asumiendo la responsabilidad del juego de Madrid, hubiera sido objeto de un homenaje público y notorio cuando fue relevado de sus funciones. Todos, y entre ellos me pongo el primero, fuimos cicateros y olvidadizos con su trabajo y su figura y nos mostramos incapaces de darle la despedida cálida al que era acreedor por su ejecutoria y sus hechos. Lo de ahora, si me permiten, es justo. Pero llega con efecto tardío.