FEJAR (Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados) ha traspasado la línea de actuación contra el sector de los juegos de azar. Quizá nunca hubo contención pero su última reivindicación, solicitar control de acceso en salones y tiendas de apuestas, es una declaración de guerra contra nuestra industria. Un negocio que ha tendido la mano siempre en cuestiones relativas al juego responsable y evitación de la ludopatía. Participando en jornadas específicas y firmando acuerdos para proteger a los colectivos más vulnerables. Llámense menores de edad.
No dudo que en algún salón de juego, como en el resto de ámbitos relacionados con el ocio con normas de entrada al establecimiento, se cuele algún menor de edad. Pero no es una norma general. Este tipo de locales, pese a no disponer de dicho control, cuentan con personal atento y comprometido que ante la menor presencia de un cliente "sospechoso" solicitarán el DNI para comprobar su mayoría de edad. Y que FEJAR pretenda "policializar" los salones y las tiendas de apuestas, es un ataque desmesurado e impropio a la línea de flotación de los salones. Porque el salón no puede tutelar la actuación del menor, un menor que en muchos casos tiene apariencia de talludito. Deberá ser su propio entorno familiar y social quién vigile su comportamiento, prohibiendo aquellos estímulos impropios para su etapa vital.
Muchos de los salones actuales, al igual que las tiendas de apuestas, se han convertido más en centro de reunión de amigos que en locales de juego. Donde tomar una copa sin precios abusivos, disfrutar de una decoración moderna y seguir la retransmisión de acontecimientos deportivos en un entorno distendido y acogedor. Si a este tipo de público, mayoritario pues hay que recordar que los ludópatas representan un porcentaje residual del total de usuarios de juegos de azar, ponemos "barreras" en forma de control de acceso podemos provocar un "efecto huida". Habrá muchos clientes incómodos ante una medida atentatoria contra su individualidad, rechazando este registro. Existen otros recursos para custodiar a los menores de edad y ludópatas de las apuestas deportivas. Al igual que pienso que se debe aplicar otro sistema en los bingos, pues también han mutado en espacios donde encontrar una oferta gastronómica a muy buen precio.
En vez del cacareo mediático de FEJAR, lo que debería hacer es estrechar lazos con el sector. Pues es éste el que menos interesado está en que existan ludópatas. Pero si nos atenemos a la solicitud de FEJAR – y aquí voy a ser reiterativo respecto a otros artículos Desde la Avenida – pongamos control de acceso en las máquinas expendedoras de tabaco (60.000 personas fallecidas por la nicotina en España), en los gimnasios (50.000 personas afectadas por la vigorexia) y en los centros comerciales (un 7% de la población española padece conducta de compra compulsiva).
Si FEJAR pretende acabar con el sector del juego estará cavando su propia tumba. Pues muerto el perro, se acabó la rabia. Y su modus vivendi. Un poquito de por favor.