La máquina del fango y el esparcimiento de bulos son las frases más escuchadas en éste país, pobrecito mío, de unos días a ésta parte. En el espacio político fango y bulos son reiterados machaconamente por la clase dirigente de uno u otro color. La cosa arreció a partir de la comparecencia del presidente para anunciar lo que ya se sabía: que continuaba en la poltrona a pesar de la máquina del fango que se encargaba de desprestigiarlo y de los bulos que circulaban sobre el presunto tráfico de influencias practicada por su queridísima esposa. Los publicitarios pensantes de La Moncloa, sólo unos cuatrocientos creo, pusieron manos a la obra e impartieron las consignas: Fango y bulos contra la oposición hasta ametrallarla. Y de los ministros para abajo todos han acatado las directrices que repiten como papagayos venga o no a cuento.
Lo tremendo del asunto es que el centro y la derecha se han subido al carro del fango y los bulos para denunciar que sus principales promotores son el presidente, su equipo y sus asociados. Aduciendo que ellos son los auténticos generadores del fango y de los bulos, señalando al líder del ejecutivo como un mentiroso compulsivo que no dice una verdad si no se equivoca y acusándolo, pienso que con razón, que como propagador de bulos se ha doctorado y obtenido el cum laude.
Hasta aquí la triste estampa de un país que en lo político y a escala global provoca grima, hastío y estimula la indiferencia colectiva. Un país maniatado por unos dirigentes, con un equipo ministerial al frente de acreditados ineptos, no sólo mediocres si no de raquíticos curriculums académicos de los que se desprende una manifiesta incultura. O sea que nos ha caído encima la peor patulea para mandar y legislar. ¿ Y éstos tipos, ésta pandilla de impresentables habla de fango y bulos ? Ellos personifican el fango y son la mentira. La incapacidad política. Y, entre tanto, el país en estado de anestesia general. ¡ Vaya cuadro sociopolítico !.