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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Extrema no hay más que una

16 de febrero de 2022

 Concluidas las elecciones de Castilla y León y en contra de mi costumbre enciendo el televisor. Picoteo por las grandes cadenas, las de los patronos multimillonarios que juegan la carta de la izquierda previo el cobro de las correspondientes mordidas, y me entra el pasmo. Tengo tiriteras, el sudor me invade frente y manos y me entra en todo el cuerpo un miedo de cojones. Los tertulianos, los analistas, los predicadores de la caja tonta que saben un huevo de lo que se tercie coinciden: Las luces de alarma política se han encendido, viene la ultraderecha, la extrema, la de cuernos y rabo y las opiniones que escucho, muy ecuánimes y alejadas de cualquier dogmatismo, avisan que llega el lobo, y que como pasó con Caperucita puede comerse al PP. Y del televisor emerge el mensaje del temor desatado ante el triunfante desembarco electoral de Abascal y sus legiones que, según se desprende de lo que veo y escucho, pretenden arrasarlo todo.
 
Finalizo la sesión televisiva y trato de reponerme del susto. Tras lo visto me queda diáfano que hay una extrema derecha bronca, peligrosa y amenazante. Eso es lo que han proclamado, hasta desgañitarse, los doctos tertulianos. Una extrema derecha chulesca a la que hay que arrinconar por todos los medios.
 
Apagada la tele me sereno, intento aclararme y pienso: Extrema sólo hay una y es de derechas. Está escrito en la biblia periodística de hoy. Y entonces, en el colmo de la candidez me pregunto: los moraditos que gobiernan con el doctor Sánchez, los herederos de los asesinos del tiro en la nuca, los nazis del golpe en Cataluña, ¿ ésos no pertenecen a ninguna extrema, no son ultras ? No, ésos están en el tercero izquierda, donde vive la gente buena de paz y armonía. Los extremos quedan para los otros. Esta es la historia al trasluz de los tertulianos.