Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Estampa de país

31 de marzo de 2022

Primero fue la pandemia y ahora es la guerra. Cuando la crisis aprieta y el gobierno no sabe por donde tirar suele recurrir a la utilización del escudo salvador, al recurso publicitario, a la épica propagandística. Del Covid saldríamos más fuertes, y ya ven como hemos salido, y en éstos momentos  todos los males económicos que nos aquejan, y que amenazan con llevarse por delante a buena parte de la clase media y hundir a la baja, es culpa exclusiva del enfrentamiento bélico promovido por el loco de Putin. Aquí lo que el doctor Sánchez hace para salirse de rositas, eludir responsabilidades y maquillar la manifiesta incompetencia de su gestión y de los mediocres que le acompañan para ejercer de palmeros del gran tribuno, no es otra cosa que un ejercicio de funambulismo político basado en el chalaneo de la peor especie, el marketing a todo trapo, el autobombo y la mentira. Todo ello muy propio de un cara de cemento que no se inmuta al decirle un día una cosa a los españoles y al siguiente todo lo contrario sin que pestañee ni se sonroje. Y no puede sonrojarse porque de vergüenza anda algo más que corto.

Lo que subleva, lo que irrita, lo que indigna a muchos españolitos es que unas situaciones de crisis como las que estamos soportando, las del ayer reciente y de hoy, cuyo balance de actuación del ejecutivo merece un suspenso claro es analizado por el diario gubernamental bajo la óptica del elogio encendido y el culto a la imagen del líder carismático. Y que decir de las cadenas televisivas que chupan de la ubre gubernativa. Allí sólo se escuchan loas y ditirambos y el ensalzamiento entusiasta de la figura presencial y los suyos. Para éstos medios la crítica no existe y sí la descalificación pura y dura hacia la oposición y la ultraderecha.

Es la triste estampa de un país que asiste atónito al espectáculo de un presidente y un ejecutivo que han hecho méritos más que suficientes para largarse a su casa y que se mueven y actúan, con indisimulada prepotencia, rodeados del incienso de los medios afines. Es lo que hay y a joderse tocan.