Encuentro perfecto que se apele a la responsabilidad del juego. Cuando más se extiende el sentido de la responsabilidad sectorial mejor funcionarán las cosas, habrá mayor trasparencia y decrecerán las reservas respecto al ejercicio de una actividad que parece estar, permanente, bajo la lupa de la sospecha. Un actividad tan lícita como cualquier otra y más controlada que ninguna que arrastra la pesada carga de los prejuicios y las leyendas negras.
Ábranse puertas y ventanas que entre ése aire purificador que nos ayudará a ser más responsables, más serios, más rectos y cumplidores, más obligados al acatamiento de un racimo de normas tendentes a garantizar fiabilidad y buenas prácticas. Absolutamente de acuerdo en todo.
Dicho esto y apostando por la impartición de una doctrina útil y conveniente me da la impresión de que nos estamos pasando varios pueblos. Porque de un tiempo a ésta parte crecen como setas los foros, seminarios, mesas redondas, jornadas, exposiciones, tesis, debates, conferencias, tratados, estudios y trabajos de carrera que versan sobre el juego responsable. Y la exigencia de extremar las prevenciones contra la ludopatía y fomentar para ello la colaboración empresarial. Que sí, que se suscribe y asume todo lo anterior.
Sólo una pequeñita matización: A la luz de los descrito puede calar la creencia de que hemos descubierto de golpe la responsabilidad en el juego. Y de que hasta hoy no se ejercía irresponsablemente pero casi. De tanto machacar con el tema, un día sí y otro también , termináremos por creérnoslo.
Mientras tanto: más raciones de responsabilidad, que se venden bien.