Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Entre la sentencia de muerte y la privación de libertad

11 de julio de 2016

Las Vegas, cuna del juego, busca nuevas propuestas para los jóvenes. El público que deja sus dólares en las máquinas ha envejecido y no encuentra recambio. El debilitamiento de ése mercado por la vía generacional ha hecho que salten las alarmas y se estudien propuestas y alternativas con una única finalidad: lograr que los jóvenes pisen la moqueta de los casinos.

No hay que irse a Las Vegas para tropezar con el problema. Los salones han resurgido en España merced a las apuestas que han atraído a un segmento de público que no entraba a éstos locales. Y que al contacto con el ambiente del establecimiento no sólo apuesta a ésta o aquél evento deportivo si no que se deja de paso unos euros en la ruleta. El salón ha introducido un producto novedoso, bien visto de entrada, que encaja especialmente en la demanda de una población de edad media entre la que figuran los jóvenes. Y ahí radica el secreto de su éxito.

Precisamente por no contar con ésa renovación del mercado, que por imperativo de los años se viene resintiendo de forma progresiva, la máquina del bar, el bingo y el casino son ofertas a la baja. ¿ Que joven juega hoy a la máquina del bar, entra en un bingo o traspasa la puerta del casino? No hará falta decir que, al margen de las razones económicas que en la mayoría de los casos les impiden hacer dispendios, es por ausencia de alicientes. Lo que se les brinda no les motiva, no excita su curiosidad, no les despierta un soplo de emoción. Y de éste desinterés arranca una progresiva e imparable pérdida de cuota de mercado que afecta a los subsectores mencionados.
 
El bingo clama por la introducción de productos diferentes y atrayentes; el bar solicita añadir guindas para reforzar la máquina y el casino tampoco quiere quedarse rezagado y plantea abrir el abanico de las nuevas propuestas. Y en ésta carrera de mejoras todos acarician un idéntico objetivo: rejuvenecerse, dotarse de elementos que enlacen con el sentido de modernidad que reclama la juventud. Solo alcanzando ésos propósitos se conseguirá que el mercado del juego se estabilice y pugne por crecer. Y podrá restablecerse de los descensos progresivos que han ido enflaqueciendo sus negocios. 
 
En España, después de más de tres décadas de juego, las voces que piden abrir las ventanas a una innovación generalizada de los subsectores, lo hacen sabiendo que de no llevarla a cabo en el plazo de unos años, con el juego online navegando por el espacio a toda pastilla, habrán firmado su sentencia, sino de muerte, sí de privacidad de libertad para el crecimiento de sus empresas.