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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

En la despedida a Pablo Arranz

7 de junio de 2016

Hay personas cuyo nombre permanece a lo largo de su vida indisolublemente unido a su quehacer, sea éste de carácter empresarial, artístico, científico o deportivo. Y que mantiene ésa férrea vinculación tras la muerte. Porque su entrega fue tan generosa y persistente, tan enemiga del desaliento y ajena a los reveses que se levanta por encima del olvido y la ingratitud, a las que tan propensos somos los humanos, para permanecer en la memoria del tiempo.

Estas palabras son válidas y justas al hacernos eco del adiós a Pablo Arranz Aláez, un nombre impreso con letras doradas en el archivo del recreativo español y al que los salones le deben una buena parte de lo que son hoy.

La biografía empresarial de Pablo Arranz está ligada a un nombre: ANESAR. Y en ése nombre se reúne una lucha de años, de trabajo en pos de dotar de personalidad propia y regulatoria a los salones, de elevar el listón de la oferta de éstos establecimientos y de hacerles un hueco de peso para su interlocución propia con las administraciones.

La presidencia de honor de ANESAR, que ostentaba con orgullo y a la que se hizo acreedor por méritos más que probados, resume en sí misma una trayectoria empresarial cuyo norte se centró en elevar la categoría de los salones, en sacudirles el polvo y hacer que en ellos entrara, como un soplo renovador, la luz de una imagen distinta y grata, lo más alejada posible de un cliché manifiestamente envejecido que había que dejar muy atrás.

Pablo Arranz dedicó puñados de vida y de ilusión al recreativo y los salones y al asociacionismo en general, del cual se erigió en uno de sus protagonistas destacados. Su trabajo y sus gestiones fructificaron en un primer Reglamento de Salones que cuajó en Andalucía. Una tierra convertida en escenario de sus luchas empresariales y asociativas y en la que le gastaron alguna putada de tamaño considerable aprovechándose de las rentas obtenidas por él, a costa de esfuerzos y sacrificios, en el plano asociativo.

En la hora de su alejamiento definitivo Pablo Arranz se ha marchado como lo hacen los grandes. Siendo consciente de que su nombre escribió un capítulo notable del juego en España. Y que por ello su memoria estará ligada para siempre a la actividad y al recuerdo perenne de quienes tuvimos la suerte inmensa de tratarle, respetarle y admirarle.