Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Elecciones (pensando en las generales)

25 de mayo de 2023

Recuerdo el ambiente reinante en aquéllas elecciones de la transición. Habíamos estrenado libertad, teníamos delante un escenario nuevo, que ilusionaba a la gente, que transmitía alegría y dibujaba en el cielo de cada día un mensaje de esperanza, de cambio, de un mañana mejor. No faltaban las dudas, las inseguridades sobre lo que estaba por venir pero se imponía el deseo colectivo de elevar la concordia y el entendimiento a la normalidad cotidiana. La sensación de libertad, que es el bien más preciado, lo invadía todo: la calle, el taller, la casa, la oficina. Y al acudir a la cita con las urnas todos nos sentíamos actores principales de una obra llamada España que quería pasar de la tragedia a la comedía sin dramatismos. El simple hecho de decidir y depositar la papeleta electoral nos convertía en intérpretes de una transformación sociopolítica que estaba empezando a configurarse.

Transcurridos cuarenta años de una etapa irrepetible, en la que tratamos de hacer de la palabra paz una bandera capaz de superar odios y olvidar enconamientos legendarios vivimos hoy una realidad política bien distinta., Que nada tiene que ver con el espíritu de confraternización que fue el eje sobre el que giró la transición.

La realidad de la España política de hoy ha conseguido lo indeseable: el enfrentamiento ideológico a cara de perro, la fractura total entre dos bloques irreconciliables con grupúsculos adheridos a ambos lados que fomenten la radicalización y hacen del parlamento un escenario nada edificante en el que la grosería es su seña de identidad habitual.

Hemos llegado a tal grado de polarización política a derechas e izquierdas con sus respectivos extremos, y la ciudadanía esté tan contagiada de ello, que aquí ya no se vota a favor de un partido si no en contra del otro. No valen los programas, ni las actuaciones, ni los nombres. Se impone impedir que gobierne el contrario.

Con ese ambiente tan cargado, con una atmósfera que hace difícil la respiración, no es extraño que uno acuda a las urnas por inercia, resignado, y también muy defraudado. Y no le queda otro recurso que evocar aquellas elecciones superadas por el tiempo en la que el voto, era una Ilusión que se alejó para siempre.