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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

El gordo de loterías está adelgazando

23 de diciembre de 2015

 Loterías del Estado es una de las empresas públicas más rentables de España. Mientras la mayoría de entidades estatales se desangran económicamente LAE marcha viento en popa. En 2014 tuvo una facturación de 8.500 millones de euros y un beneficio de 1.800 millones. Las ganancias obtenidas son suculentas y harían la felicidad a cualquiera de ésos miles de empresarios que luchan a brazo partido para no cerrar el ejercicio con números rojos. 

A LAE le funciona el negocio de maravilla por la tradición que existe en nuestro país de jugar al décimo y por el machaqueo publicitario. La bula que tiene dispensada en éste terreno le permite llegar todas las noches a los hogares de muchísimas familias para recordarles: si sueñas, loterías. Estrategia a la que se unen otras promociones a través de múltiples medios informativos que desembocan en el apoteosis de la campaña navideña, en la que se apela al despertar de emociones, lagrimitas incluidas, de los españolitos.
A pesar de éste panorama idílico en cuestión de rentabilidad las luces de alarma se han encendido. El gordo, o sea LAE, empieza a adelgazar. Los loteros aseguran que desde que Hacienda gravó los premios con el 20 por ciento para la caja del estado las ventas han bajado. Y el proceso de caída se mantiene. Porque parte de la ilusión se rompe cuando un currito da saltos de alegría al tocarle un premio de cien mil euros del ala y cae en la cuenta de que el amigo Montoro le arañará 20.000 euritos, que es un pico.
De lo que no se percatan los mandamases de Hacienda es que gravando más el juego no sacarán los ingresos esperados. Según los loteros la tributación sobre los premios de LAE ha hecho descender las ventas en unos 800 millones y la tendencia a la baja promete aumentar. ¿Que ha sucedido en los juegos privados, sean bingos, máquinas o casinos? Que cuanto mayor ha sido la presión fiscal menos han recogido los recaudadores de la cosa pública. Esto ha sido históricamente así y hay reguladores, con mando en asuntos tributarios, que se dieron cuenta a tiempo de que por ése camino las estimaciones de ingresos fallarían estrepitosamente. Como viene sucediendo.
El adelgazamiento del gordo navideño es una parábola de la que habría que tomar nota para su aplicación en los juegos privados: a fiscalidad más proporcionada más alegría a la hora de vender y recaudar. Y que Dios reparta suerte para todos.