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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

El fútbol que perdió su épica

6 de junio de 2019

El fútbol hace tiempo que perdió su épica y el espíritu de lucha y entrega puestos al servicio de un club y un escudo. El deporte rey se ha superprofesionalizado tanto que todo gira en torno al dinero, a los contratos archimillonarios, a los sueldos astronómicos. Son cantidades obscenas las que se manejan en un mundo de ídolos levantados a golpe de talonario. Lo del amor a los colores es pura literatura que queda subordinada al porcentaje de los emolumentos y las primas que se cobran. Aquello de pelear, sudar la camiseta, darlo todo por el equipo queda muy lírico, muy heroico, pero en el fondo mandan los millones.

Llama la atención por ello que en un deporte tan monetizado como el fútbol, donde se gana dinero, sean los propios jugadores los que lo degraden, los que contribuyan a su envilecimiento prestándose a acciones tan punibles como el amaño de partidos y la extracción de ganancias mediante las apuestas y su alteración.

El que existan jugadores de primera división, que cobran por encima del salario mínimo, y que se prostituyen por un puñado de euros es un síntoma fidedigno de hasta que punto el fútbol es un planeta en el que la pasión por los colores ha quedado sepultada bajo el peso del dinero, poderoso caballero, del compromiso primero con la chequera y luego con el escudo, y, por si faltaba algo, con el descenso a los infiernos de unos desaprensivos que han sido capaces de infringir un daño irreparable a éste deporte. Donde sólo mandan los millones.