Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

El bar y la máquina

26 de noviembre de 2021

Lo de la moratoria de las máquinas en hostelería de la Comunidad Valenciana parece que lleva camino de encarrillarse o al menos de atenuar unos efectos que serían catastróficos. El bar, el negocio doméstico atendido por la familia a base de horas, sacrificios y una dedicación constante no puede ni quiere renunciar a la presencia de la máquina recreativa en el local. Porque su funcionamiento ayuda a pagar algún recibo que otro, es un complemento para hacer frente a una tira de gastos que cada vez agobian en mayor medida al autónomo. El bar antiguo que se mantiene por la fidelidad y constancia de sus propietarios, y el que abre con la esperanza de labrarse un futuro aunque sea modesto necesitan de la compañía de la máquina, de su colaboración económica, de su musiquilla y el sonido de sus monedas. Que no son muchas pero suman.

Pienso que se impone restablecer una cierta normalidad en la relación del bar con la máquina en el ámbito valenciano. Y lo de la moratoria debe de resolverse por parte del gobierno de la Generalitat con conciencia social y sentido de la equidad. El ejecutivo que preside Ximo Puig, tan proclive en acudir a la llamada de los sectores castigados por la pandemia, no dudo en que se mostrará socialmente sensible llegado el momento de dar una salida nada traumática a las máquinas en los bares. Que son un complemento del que en modo alguno puede desprenderse una hostelería tremendamente castigada por múltiples razones. En ésa confianza se aguarda una respuesta positiva. Porque el bar necesita del café con leche, del bocadillo, el menú del día y la moneda sobrante en la máquina, que es entretenimiento fugaz y emoción.