Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Desmentir al mentiroso

4 de mayo de 2023

No lleva a ninguna parte ni es útil desmentir al mentiroso. El que hace de la mentira un hábito, una norma de conducta, un ejercicio de desfachatez habitual que maneja con tanta habilidad como falta de pudor no suele inmutarse ni le salen los colores cuando alguien desmonta con argumentos y verdades sus patrañas. El mentiroso compulsivo, que abunda y hasta ocupa puestos de la máxima relevancia en muy distintos estamentos de la vida cotidiana, llega al extremo de creerse a pie y juntillas sus propias fabulaciones y le trae al pario que se traten de refutar sus trolas a cuya falsa veracidad se agarran con tanto desparpajo como carencia absoluta de escrúpulos.

En una sociedad tan supertecnificada como la actual la mentira es una mercancía de grandísimo consumo, que nos cuelan de matute y que nos tragamos sin escandalizarnos lo más mínimo. Son muchos los políticos que han convertido la falsedad en punto fuerte de su oratoria y en la guinda que adereza sus discursos. Y aunque se aireen públicamente sus bolas, que en ocasiones adquieren tintes escandalosos, los autores ni desmienten ni se inmutan. Son conscientes de que la mentira ni paga peaje ni pasa factura. Así que tranquilos y a continuar fomentando un relato que bebe de la falsedad como principal fuente de difusión.

Por eso empeñarse en los desmentidos, esforzarse en que resplandezca la verdad es tarea estéril. La mentira es aquí y ahora en España una mercancía de consumo masivo, que asumimos con la mayor naturalidad y sin que llegue a provocar excesivas reacciones. Si mentir sale gratis y nadie paga factura por ello no queda otro que resignarnos a vivir en una sociedad adormecida en la que el relato falso y adulterado se impone por decreto. Y nos hace creer que vivimos en el país de Alicia y sus maravillas. Felicitemonos por ello. Y olvidemos la verdad de las cosas que, bien mirado, sirve de poco.