Si uno analiza la composición del parlamento español y el bagaje intelectual de muchas de sus señorías, ellas y ellos, llega pronto a conclusiones. La mayoría presenta un nivel profesional de gris para abajo. No extraña por tanto que un porcentaje elevado no hayan conocido empleo y se aferren al sillón como seguro generoso de vida. Talento no tendrán muchos padres de la patria, y madres, pero ocurrencias no les faltan. La última ha sido cambiar el nombre del Congreso de los Diputados. La razón que responde únicamente al masculino de los representantes del pueblo y no incluye a las diputadas. Por lo tanto ahora pasará a ser Congreso, así a secas. ¿ Como se quedan ?.
Pienso que lo del Congreso sin más queda cortito y no le confiere el menor toque de solemnidad a la sede de la soberanía popular. Se podría haber redondeado con Congreso de España pero me consta que a determinados diputados y diputadas la palabra España no es que no les gusta, es que la odian. En éste supuesto lo coherente sería renunciar a tan odiosa soldada pero éso nunca por una sencilla razón, ¿ de qué iban a vivir?.
Así que no queda otra que quedarnos con lo del Congreso mondo y lirondo. El diccionario de la Real Academia indica que congreso es una junta de varias personas para deliberar sobre algún negocio. O sea que igual podemos referirnos a Congreso de Criadores de Pollos, de Jugadores de Ajedrez, de Dentistas Asociados o de Practicantes de Boley Playa. Ejemplos hay para dar y vender.
Poniéndonos serios estamos ante un dislate más de unos tipas y tipos que como no tienen leyes que aprobar, ni trabajo positivo que desarrollar se dedican con renovado entusiasmo a intercambiar insultos y parir ideas peregrinas, si es que son ideas o más bien brotes de tontuna. Lo de dejar coja la denominación del Congreso es una gilipollez más, y mira que abundan, de una clase política mentalmente capada, con una mayoría, miembros del gobierno incluidos, de entendederas estrechitas, y carente del despeje necesario para desarrollar su función con unas mínimas garantías de eficacia.
Lo del Congreso vacío de contenido quizás responde a la ineptitud propia de una panda de inútiles que han encontrado allí acomodo para seguir dándonos pruebas de su absoluta inutilidad. Congreso, ¿ de qué ? De un puñado de cantamañanas.