Un periódico digital valenciano publicaba el pasado domingo como información destacada la adicción al juego online, que en la Comunidad ha supuesto un incremento del 50 por ciento en los dos últimos años. Los datos corresponden al ministerio de Consumo, cuya titularidad ostenta el incapacitado y torpe de Garzón, que en el ejercicio de su cometido, es un decir, ha hecho méritos más que sobrados para que lo hubieran enviado al paro obrero, sector del que procedía tras alcanzar un rango de ministro que ni en el mejor y más fantasioso de sus sueños habría imaginado alcanzar.
No me he detenido demasiado, por no decir nada, en el informe en cuestión. Viniendo de donde viene y con el sello de quién se ha autoproclamado como acérrimo enemigo del sector supongo que todo tendrá un sesgo condenatorio de la actividad, alarmante y con tintes apocalípticos que son los que distinguen a Consumo cuando se pone a exponer una supuesta realidad del juego, que tiene de todo menos objetividad.
La noticia mereció la portada del digital valenciano. Un medio generalista que organizó desayunos de trabajo con asociaciones valencianas del juego, tras el correspondiente paso por taquilla de las mismas, que han mantenido con el rotativo una relación estrecha, casi de noviazgo. Cada cual es muy libre de seleccionar a sus compañeros de viaje, faltaría más, pero sin que ello signifique deslumbrarse por cantos de sirena periodísticos o por afanes de notoriedad. La realidad es que los medios generalistas si por algo sobresalen es por hacer del juego noticia de escándalo y catalogación de lacra social. Por eso antes de pagar conviene tener muy claro con quién te acuestas. Porque de no hacerlo te puedes sentir cornudo y apaleado.