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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Claridad en el juego

29 de abril de 2022

Al hablar del juego desde las instancias políticas y también mediáticas se está confundiendo al personal, se marea a la opinión pública dándole gato por liebre. Empezando por el ministro de Consumo, el gaznápiro Alberto Garzón, y siguiendo por la tropa dirigente y los medios informativos que sacan a colación las casas de apuestas de forma generalizada, sin distinguir entre salones de juegos y despachos de apuestas. Lo que se divulga y demoniza en abstracto son las casas de apuestas trasformadas por el relato que las presenta como centros de perversión y condena y ruina de la juventud. Y de paso se airea la falacia de que éstos locales son propiedad de las grandes multinacionales del vicio radicadas en paraísos fiscales.

En el lenguaje del juego se está mezclando todo como en coctelería: salones y casas de apuestas, juego presencial y online, pequeñas y medianas empresas y grandes compañías. Y todo sin emplear la menor claridad y precisión a la hora de abordar su tratamiento. Aquí hay un tótum revolútum propio de quienes utilizan el tema con tanto desconocimiento como probada mala fe con el exclusivo propósito de desacreditar la actividad.

Juan Lacarra, que está compareciendo en parlamentos regionales para ofrecer una imagen veraz del juego y sus peculiaridades, se viene ocupando de desmontar ésta distorsión del lenguaje sobre el que conviene emplearse a fondo para hacer matizaciones. Ya está bien de hablar de casas de apuestas indiscriminadamente, situando a cada cual en su ámbito propio y por descontado que alejándolos de etiquetas condenatorias propias de un relato tan falso como torcidamente interesado. Al hablar del juego lo que se impone es hacerlo con propiedad. Lo que no se hace.