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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Charo no hay más que una

26 de junio de 2017

En el universo del juego español los nombres de notables que lo conforman son cientos o miles. A lo largo de cuarenta años más que cumplidos de actividad la nómina de mujeres y hombres que han desempeñado un papel destacado es múltiple. Pero Charo sólo hay una. Se la identifica simplemente por las cinco letras recibidas en el bautismo. Y por ello hablar de Charo García Sanz es alargar innecesariamente la cosa, con decir Charo queda dicho todo.

Contados funcionarios o políticos de las administraciones españolas hay capaces de hacer un relato amplio y verídico del juego en nuestro país como el que puede aportar Charo. Una Charo joven, despierta y vivaracha, y con sus dosis de autoridad y firmeza cuando la ocasión lo requería, que comenzó en el ministerio del Interior, pasó a la Comisión Nacional del Juego y finalmente terminó recalando en la Comunidad de Madrid, donde en septiembre pondrá un punto y aparte en su vida para disfrutar de la merecida jubilación.

Charo, que en los albores del juego tenía mando en plaza y era tan respetada como temida, atesora unas vivencias muy jugosas, pródigas en secretos y anécdotas, porque ella fue durante un puñado de años los ojos y los oídos de un sector y quién vivió desde una primera línea de fuego, y nunca mejor dicho, sus avatares, incidentes y su plena evolución.

Charo puede exhibir con orgullo una biografía profesional vinculada de manera directísima al alumbramiento y posterior desarrollo del juego. Y ser testigo de excepción de muchas páginas cruciales para la actividad y sus procesos de normalización. En las que su presencia y sus conocimientos del tema se dejaron sentir y escuchar.

Pepe Vall, presidente de ANESAR, en el homenaje tan justo como acertado tributado a Charo García Sanz, evocó los recuerdos que inspiraba por sus muchos años de trabajo, sus regañinas, sus consejos y ése siempre su espíritu firme de estar ahí, dispuesta a prestar la ayuda que se le solicitara. “Nos queremos”, dijo Vall en alusión a un cariño que es mutuo y del que yo quiero participar. No en vano me enorgullezco de pertenecer a ésa generación que estuvo en las trincheras del juego cuando la batalla comenzaba. Y tenía a Charo como atenta vigía. Gracias y feliz retiro, querida.