Es la explosión de la cara dura, el ejercicio ruin de la doble moral, la desfachatez elevada a la categoría de gobierno. El juego privado está maniatado, silenciado en cuestión de publicidad o patrocinios. Condenado a no poder tener locales cerca de centros docentes. Es perseguido y atacado desde los frentes políticos y gubernamentales. Y entre tanto estrépito y tanta descalificación va y resulta que Loterías del Estado, sí del Estado, está con el deporte y patrocina unos campeonatos infantiles de balonmano para chicas y chicos de 12 y 13 años que son los participantes en el mismo.
De la participación directa de Loterías en unas manifestaciones deportivas de carácter infantil, ¿ no subyace ninguna sibilina invitación al juego, al fomento de las primitivas, los euromillones, bonolotos, gordos y demás plurales productos que comercializa en cualquier punto y hasta en las puertas de los colegios Loterías del Estado ? ¿ Es esta una implicación económica magnánima, blanca y pura sin ningún trasfondo interesado ? Claro que lo es, entre otras razones por que los juegos estatales no crean adicción alguna ni jamás crearon estragos en las familias.
Las desigualdades que se están dando entre los juegos públicos y semipúblicos, ojo a las actuaciones desmadradas de la ONCE, y los privados están alcanzando niveles absolutamente intolerables. Aquí hay manga ancha para la venta y multiplicación de productos de loterías y los ciegos. Y campañas multimillonarias para que el efecto comercial funcione a tope. Y mordaza y sentido aniquilador para el privado. ¿ Caraduras decimos ? Los epítetos que tendríamos que dedicarles son de un grosor muy superior. Imagínense los que quieran y se quedan cortos.