Un amigo, con importantes negocios en el sector, me confiesa: “Hay días que me cuesta levantarme por la mañana, que siento que estoy preso de un gran cansancio, que he perdido fuerzas y me falta ésa chispa de dinamismo e ilusión que es imprescindible, al menos para mí, a la hora de afrontar el día a día y los problemas que del mismo se derivan. Nunca me había pasado algo semejante, jamás noté la ausencia del impulso que te insufla vigor y te invita a participar de la pelea cotidiana. No es extraño que tenga éste bajón anímico porque todo lo que afecta al juego y sus negocios está resultando durísimo. Ha habido que recurrir a los ERTES y a los ICOS, no hemos hecho caja en meses y con la vuelta a una relativa normalidad las ventas están contraídas, cuesta un mundo pagar facturas pendientes que se eternizan en el tiempo porque no contamos con liquidez, porque no entra dinero, porque las explotaciones no despegan en la medida deseada ni mucho menos. Solicitamos ayudas para tratar de salir del tremendo bache en que nos encontramos, vamos a pelear a fondo en la empresa para ver en que queda lo de los ICOS y hasta cuando se prorrogan pero te mentiría si no reconociera que la situación es grave y que salir de ésta, en el supuesto que podamos que pienso que sí, será costoso y no cuestión de poco tiempo. La recuperación se atisba en un horizonte de cierta lejanía. ¿ Te explicas el cansancio que arrastro ?”.
No es el único amigo de la industria del juego que participa de ése estado de cansancio. Lo vivido, durante el Covid-19 y ahora mismo, y ahí me incluyo por haber quedado también seriamente tocado, en lo empresarial y en lo personal, está resultando frustrante y agobia y te hace flaquear. Pero no hay más cojones, amigos míos, que saltar de la cama como sea, respirar hondo, tomar aire y pensar firmemente que seguiremos donde estábamos: luchando por un sector mejor.
