Se avecinan cambios para el juego. Al menos en lo que concierne a los reguladores que ahora se ocupan de la cosa. Algunos de los cuales es previsible que dejen el sillón tras la celebración de las próximas elecciones autonómicas. Gago y Fernando Prats son los más veteranos en éstas lides y el sector estoy seguro apostaría ahora mismo por su continuidad. En sus muchos años de vinculación con el juego, sobre todo Luis Miguel, han demostrado un compromiso total con la actividad y han hecho de su labor una defensa razonada de la misma que hay que reconocer y agradecer. Por lo que a mí respecta me encantaría seguir contando con los dos como destacados protagonistas de un sector al que han sabido dar lustre y entidad.
Por descontado que no todos los casos son Gago y Prats. Ni tampoco existe una relación de permanencia en el puesto similar, salvo Uriarte que es otro clásico. Pero existen comunidades en las que los reguladores por tiempo o por hechos no han sabido dejar huella, no han contactado con el empresariado, no se han hecho apreciar. Todavía existen, vaya que sí, los nombrados para la responsabilidad que contemplan el juego con cierto desdén, como una actividad que demanda escasa identificación, como algo muy menor y no deseado. Se dan casos que hay que esperar que tengan la puerta abierta en los próximos comicios y salgan pronto por donde entraron. Sin apenas dejarse sentir ni querer.