¿Hay o no atomización asociativa en el juego? Quién lo niegue miente.
Claro que la hay y su número excesivo no ayuda a resolver los problemas del sector. La multiplicación de voces empresariales dificultan un diálogo fluido con las administraciones. Tiempo atrás mantuve una relación cercana con la mayoría de directores generales. Y en mis conversaciones reconocían que el exceso de asociaciones dificultaba la toma de decisiones debido a la falta de consensos.
En el caso del bingo, que es el que conozco en profundidad, el estallido asociativo alcanzó proporciones desmesuradas. En Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía se produjeron de forma continuada. En Madrid llegaron a coexistir cuatro asociaciones, algunas de tipo unipersonal y en Cataluña tres que siguen funcionando. En el primero de los casos la representatividad empresarial está de alguna manera en manos de ASEJU mientras el resto entró en estado silente.
Analizando el asunto resulta que llegado el caso cuando se evalúan los problemas sectoriales existe unanimidad en lo esencial. Entonces, ¿ a que obedece tanta dispersión ? Pues muchas veces las discrepancias son producto de asuntos menores o enfrentamientos personales que desembocaron en la escisión. También los choques de intereses han motivado la formación de nuevas entidades que han contribuido al debilitamiento del sector.
Recuerdo una mesa muy grata en Sevilla que compartí con Manuel Vázquez y los presidentes de ASAEBIN y ASOBING en un ambiente muy distendido y cordial. Le pregunté al responsable del juego de Andalucía como vería que las dos asociaciones empresariales del bingo llegaran a puntos de entendimiento para la unificación. Me respondió: «Eso sería una gran noticia para el sector y lo celebraría.» Mientras no sabemos si ése espíritu unitario cristalizará o no irrumpe en el panorama andaluz AJUPRIDA, una prueba más de que la atomización asociativa no decae y sigue su curso. A río revuelto…