Hagamos memoria. Alberto Garzón, a la sazón secretario de Izquierda Unida, vestía en 2020 el traje de ministro de Consumo. Departamento muy importante que asumía muchas y muy complicadas competencias. Por eso el nombramiento recayó en él, dada su experiencia en la gestión pública y sus profundos conocimientos. Entre los asuntos de su departamento figuraba la responsabilidad del juego, parcela que le fue adjudicada por dominar la materia y ser proclive a su ordenamiento y evolución.
Garzón le encargó la dirección general de Ordenación del Juego a Mikel Arana, de su misma cuerda ideológica y también muy comprometido con los temas del juego, de los que viene haciendo una defensa razonada y muy objetiva. Tanto es así que cambió el titular del ministerio y Arana continúa desempeñando su función.
La industria del juego manifiesta que su actividad tiene un componente de entretenimiento o sea de expansión divertida. Ese es uno de los conceptos esgrimidos por los empresarios del sector cuando proceden a la defensa legítima de sus intereses. Y en éste sentido el camarada Mikel, atento en su cometido de aportar claridad a las cuestiones del juego dijo en un encuentro promovido por JDIGITAL: «En el mercado del entretenimiento, según les gusta decir a algunos…” Ojo al dato: de acuerdo con las palabras de Arana lo del entretenimiento es cosa de unos cuantos. ¿ Pocos o muchos cabría preguntarse ? Lo cierto es que hay que tomar buena nota de la aseveración lanzada por el director general e iniciar una reflexión profunda entre los representantes de la industria para definir si cabe o no cabe lo del entretenimiento.
Miguel Mihura, genial comediógrafo, se refería a las señoritas de alterne y demás como las entretenidas. Igual Arana asocia el término al juego y trata de alertar al sector sobre la inconveniencia de dicho tratamiento. Al final habrá que reconocerle su acierto. El de Arana y sus cosas.
