Conocí a Antonio Ayala Rocamora por medio de Félix Sánchez allá por finales de los años noventa. Y mantengo desde hace más de veinte años una relación con él sostenida en el tiempo, cordial y afectiva. De Antonio me llamó siempre la atención su espíritu emprendedor, su saber moverse con maestría en los círculos sociales, hasta el extremo de que no hay personalidad en España, desde los reyes hasta abajo, que no esté junto a él en una secuencia gráfica. En ése sentido Antonio cubre todos los focos y espacios de notoriedad manifiesta.
En cuanto al juego Antonio Ayala es de los que conocen el percal y sabe por dónde meter la tijera y hacer un zurcido. Dirigió con mano diestra la expansión de ORENES en el bingo. Fue vicepresidente de EJUVA y CEJ donde ejerció por encargo de José Luis Iniesta las funciones de portavoz de la patronal. Puso en marcha ideas avanzadas e hizo del juego del bingo una fiesta que era capaz de romper la monotonía del continuamos para bingo. Estuvo presente y participando a fondo en todos los meollos asociativos y se convirtió en uno de los principales actores de la entrada del bingo en la Comunidad Europea, cuyas puertas se abrieron en Bruselas para españoles e ingleses. Recuerdo aquéllas jornadas con una cierta emoción personal. Antonio, junto a Fernando Luis Henar, Javier Franch y otros amigos se encargaron de proporcionarme una grata sorpresa.
Dejada la etapa del bingo, que considero resultó duradera y fructífera en cuanto a su papel de gestor y asociativo, Antonio fundó un periódico digital en Novelda que ahí sigue pegado a la actualidad de la comarca. Y montó varios salones de juegos que han sido modelos de excelentes escenografías ambientales y cuidados servicios. Porque Antonio es de los que se ha esmerado en el trato al cliente desde la atención y el cuidado del detalle. Mantengo en lo alto el pabellón de la amistad con él. Porque se ha hecho acreedora a ella quién considero que es, sencillamente, un buen tipo. De los que hoy no sobran.