Hoy no será una jornada inaugural más de las trece que se han venido sucediendo en el Expocongreso. En el ánimo y el corazón de muchos de los asistentes habrá una sensación de vacío, un hueco notable que llenar, el latido acompasado y unánime de una añoranza que cruzará el aire del Palacio de Congresos. Lo buscaremos con la memoria en estado de alerta y seguro que allá en lo alto, donde habitan los mejores, nos estará dedicando una sonrisa y el aplauso propio de quién comprueba con satisfacción como su legado sigue mostrando una sólida vitalidad. La que él supo imprimirle con una dedicación inteligente y tenaz que no se daba respiro.
No se entiende la idea del Expocongreso andaluz sin la aportación esencial de Luis Escribano Zafra. Fue el principal impulsor del proyecto, como así ha sido reconocido por quienes trabajaron con él desde la andadura inicial. Que en las dos primeras ediciones, conviene subrayarlo, no contó con el respaldo de la Junta. Y salió adelante por el empeño de unos pocos empresarios del sector recreativo que se sintieron fortalecidos por la firme voluntad de Luis de crear un espacio no sólo abierto al juego, al debate y al intercambio de pareceres, sino centrado en la dignificación sectorial, en dar presencia, voz e imagen pública a una industria del azar tan respetable como cualquier otra y tan merecedora de atención y respeto.
Lo que nació como un evento de vuelo corto cobró progresiva altura y en la actualidad es una cita irrenunciable para buena parte del juego español. ¿Qué papel jugó Escribano en éste despegue y espectacular consolidación y avance? Se resume en breves palabras: dejó una herencia pródiga en resultados y construida en base al talento y la perseverancia que hizo del Expocongreso uno de los ejes de su peripecia profesional y humana.
No será, en modo alguno puede serlo, un día normal en Torremolinos, ni tampoco en el alma colectiva de quienes acudan a su llamada. Muchos pensamientos caerán en la cuenta de que la ausencia de Luis pesa y mucho, en el ambiente y en el alma de los invitados a la ceremonia de apertura. Y mientras esto suceda en el radiante azul del cielo andaluz la memoria de Luis Escribano Zafra cobrará un perfil de sincero afecto y reconocimiento en el Expocongreso. Con su querida Encarna como testigo emocionado de tan cálido y sentido homenaje. No habrá olvido para Luis.