ANESAR celebra su congreso el 11 de mayo en Madrid. Es el décimo lo que ya representa un dato de madurez, de lecciones recogidas y asumidas en la medida que han sido útiles para el funcionamiento de los salones. La verdad es que la década que marca la realización de sus congresos no ha sido muy prodigiosa que digamos para los intereses del subsector que, sobre todo en los últimos años, se ha visto asediado por las campañas de descrédito, el sectarismo político y un efecto rebote que ha ido contaminando a la mayoría de administraciones en sus medidas contrarias al normal funcionamiento de los salones que han servido para ir cercenando la actividad de manera tan progresiva como injusta.
A ésta situación anómala, basada en criterios políticos de claro sesgo ideológico y sustentada en no pocas falsedades, ANESAR ha respondido a través de sus asambleas y fuera de ellas con respuestas avaladas por los datos, los análisis y la asunción de un compromiso para hacer de sus establecimientos un espacio de entretenimiento donde la seguridad y el buen ambiente estén garantizados. ANESAR ha dado argumentos e informaciones y ha llevado a la clase política una realidad empresarial que se esfuerza lo indecible para tratar de contrarrestar tanta insidia como la que se vuelca sobre los salones. Y es de justicia reconocerlo y valorarlo.
Pasando a lo que será su décima cita asamblearia me congratulo de que el programa de cabida a nombres nuevos. He sido de la opinión de que con demasiada frecuencia los actores que intervienen en los eventos del juego suelen repetirse en demasía. Hay que buscar otras caras, otros criterios y aíre fresco para que el sector conozca puntos de vista distintos que pueden contribuir, y mucho, a contemplar los problemas y sus soluciones desde ópticas diferentes que sumen y aporten.