Fernando Prats se mostró muy duro en el congreso de FEMARA al enjuiciar la campaña promovida por ciertos medios de prensa generalista sobre la proliferación de salones en Madrid. La calificó de lamentable y manipulada y dejó caer que tenía su orquestación en el propio sector. Prats no se cortó un pelo y destapó que la ofensiva procedía del propio empresariado. Y la intencionalidad, de acuerdo con su teoría, parecía clara: abortar el aumento de los salones en Madrid. Miguel García cuestionó ésta tesis y alejó cualquier duda sobre los empresarios.
¿Acierta Prats al imputar la refriega periodística al fuego amigo?. ¿Es su denuncia fruto de sospechas o dispone de información que la respalda?. Esto último habría que preguntárselo al interesado. Por mi parte añadiré que conozco a fondo el periodismo por más de medio siglo de ejercicio profesional. Que ya es tela para cortar. Y la campaña de marras desprende un tufo de guiso casero, convenientemente aderezado, al que se invita al informador de turno para que lo pruebe y propague. Y monte el escándalo que es de lo que se trataba.
Honestamente pienso que anda más acertado Prats que García, por el que siento un gran respeto. Mis muchos años en el juego me han convertido en espectador de alguna que otra jugada de ésta naturaleza. Con abrazos de por medio, cantos de unidad, calurosos cierre de filas y de improviso ha surgido la explosión. Procedente del fuego amigo con la bala puesta en el ojo que se quiere cerrar. No deja de ser una pista, pero para mí es sólida.