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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Abrumado por los reconocimientos

22 de junio de 2016

El buzón de mi teléfono móvil está lleno. No admite más mensajes desde hace días. He escuchado varios de ellos y me he emocionado profundamente. Todo son elogios, frases de reconocimiento, palabras de gratitud y exclamaciones de ánimo. Me animan a perseverar en éste trabajo, a continuar peleando por el juego y el universo de empresas y personas que lo conforman. Que es lo que vengo haciendo por espacio de más de treinta años sin excesivas alharacas. Pienso que la tarea realizada por mí y mi equipo se basa en informar y opinar con la mayor honestidad y rigor y que a ésa misión nos debemos. Que nos felicitan por ello, encantados de la vida; que nos llegan las críticas o algún improperio, pues asumirlo, intentar corregir errores y pasas página.

¿Qué a que obedece ésa catarata de telegramas telefónicos recogida por mi móvil?. Pues a que últimamente he escrito varios artículos, desde ésta avenida valenciana en la que intento tomar el pulso a la actualidad cotidiana, sobre empresas y personas relevantes del sector. Han sido artículos elaborados desde el conocimiento y la memoria que otorgan mis muchos años de brega junto a nombres y hechos acaecidos. Y también un poco desde el corazón, pues sin escuchar sus latidos y hacer tuyo aquello que te dictan difícilmente puedes humanizar el mensaje, conferir autenticidad a lo que quieres trasmitir.

Que el sector posee sensibilidad para valorar éste ejercicio periodístico que glosa la trayectoria notable de sus empresas y la lucha de los nombres que  la protagonizan e impulsan, lo testifican las reacciones que he comentado y que custodia mi buzón de voz. Han sido las personas objeto de mi atención periodístico las primeras en expresar sus parabienes y gratitudes por el contenido de las crónicas, a las que se han sumado profesionales y colaboradores de las empresas en cuestión para congratularse o comentar lo dicho sobre los logros alcanzados por las mismas. 
 
Y cuando sucede lo descrito, cuando una explosión de cortesía, que personalmente es lo que más aprecio, surge como respuesta impagable al trabajo que uno realiza todo se da por bien empleado. Y en lo más íntimo se experimenta una sensación reconfortante que no tiene precio. Hasta tal punto me he visto abrumado por el contenido de los mensajes que he llegado a pensar: ¿ Que no estaré soñando ? Si es así, que triste despertar.