Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

¡A la mierda!

31 de mayo de 2024

La señora vicepresidente segunda del gobierno, además de lucir nariz, palmito y vestuario de boutique, es maestra en el regalo de sus sonrisas, de sus besuqueos pegajosos, de sus abrazos interminables. Va de exquisita y emplea un lenguaje con frases ampulosas y si me apuran un tanto cursis pero allá por donde pasa deja constancia de su buenismo de manual y su tendencia hacia el arrobamiento con todas, todos y todes. Es licenciada en el arte de hablar mucho y decir más bien poco, pero ése no deja de ser uno de sus encantos, de los que hace gala con habilidad calculada.

Por todos éstos antecedentes más de un español se vio el otro día sorprendido al ver la tele. Había sesión en el parlamento. Intervenía el jefe de la oposición, con su sosería patentada, arremetiendo contra el ejecutivo. Al finalizar, y sin percatarse del micrófono abierto, la señora vicepresidenta segunda del gobierno soltó, con la más radiante de las sonrisas: ¡ a la mierda todos ! en clara alusión al representante de la derecha. Y lo hizo mientras el presidente del gobierno asentía con mirada entre altanera y despreciativa y la vicepresidenta primera se arrancaba con uno de sus gestos habituales de enajenación transitoria.

Tan instructivo cuadro de nuestra realidad parlamentaria acontecía sin que la presidenta de las cortes, fiel servidora del gobierno, dijera ni mu. Sin que la vicepresidenta provocadora del incidente mostrara la menor voluntad de excusarse. Antes al contrario: esbozó un gesto de desdén y se entretuvo mirando la pantalla del móvil. Y sin que la oposición, como respuesta a la grosera descalificación inferida, se ausentara en señal de protesta del hemiciclo

Son bastantes los españolitos, después de presenciar ésta escena que denota el grado de caballerosidad, educación y buenas formas que imperan en la sede de la soberanía popular, que se han liado la manta a la cabeza y les han dicho a los políticos, rojos y azules: ¡ todos a la mierda ! Y adiós a los telediarios y a las mesas electorales. Esto no es política. Es basura parlamentaria.