Autor

DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

A descansar, ustedes más que yo

29 de julio de 2016

Tengo que hacer el obligado paréntesis del verano. Y tomar unos días de descanso. Más que para mí para los sufridos lectores, si es que los tengo, que soportan mis coñazos cotidianos. Ellos conviene que descansen y yo que pare de dar la lata. Viene bien hacer un alto en el camino, reflexionar, tomar el baño, leer e ir cogiendo ideas e imaginar proyectos de cara al ciclo otoñal. En las jornadas de asueto, entre ración de sol, comilona y siesta, a la imaginación no hay que ponerle barreras, hay que dejarla que vuele libre y sin ataduras porque ése vuelo nos permitirá hacer planes, barajar ideas y soñar. Soñar es el ejercicio más barato del mundo, el que nos ayuda a construir castillos en el aire, mezclar la realidad con la fantasía y adentrarnos en universos enigmáticos que no acertamos a descifrar.

A mi siempre me gustó jugar a soñar. Pero al margen de los sueños propios de la almohada. Partiendo del simple ejercicio de la mente que es capaz de dibujar misiones protagonizadas por uno mismo, acercamientos a personas que tienes lejos y que jamás alcanzarás, autorías de hechos o conquistas imposibles que un día se alimentaron con la luz de una ilusión rápidamente desvanecida. Son sueños que han durado poco o mucho en la imaginación propia, eso depende de la fuerza de ésas presuntas vivencias dibujadas por la fantasía, pero que nos han hecho vivir una irrealidad tan tentadora y quizás secretamente anhelada como carente de sostenibilidad. 

Explicadas éstas disquisiciones veraniegas, que sirven de soporte para un artículo cuando uno no sabe de que hablar, porque la calurosa actualidad sólo da piepara cabrearse con la panda de políticos mediocres, presuntuosos e incapaces que nos ha tocado en suerte, más bien en desgracia, les invito a un plácido y alegre veraneo. Al abrigo de los pinos o tostándose al sol. Clavando la mirada en el verdeazul del mar o pisando peñas escarpadas. Disfrutando en una palabra de la libertad del tiempo, joya muy preciada, y sin la dictadura del reloj que tiraniza y embrutece. Que descansen a fondo y den rienda suelta al optimismo. Que para negruras ya tenemos a la clase política. Personalmente les libero de mi martirio. Ya saben: a disfrutar, y no se olviden de soñar. Es barato y sienta bien.