En el ministerio de Consumo Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 se distinguen por dar un trato preferente a las asociaciones de jugadores rehabilitados. Desde que la mezcolanza de izquierdas formó gobierno vienen potenciando, y por supuesto subvencionando, a éstos colectivos con los que mantienen una clara sintonía.
Me parece estupendo que el departamento que asume juego como un mero apéndice demuestre una claro acercamiento con los rehabilitados. Y que les inyecte sus buenas dosis de euros para sufragar su mantenimiento y sostener sus chiringuitos. Nada que oponer. Salvo que éste tratamiento de favor no se corresponda con el que se dispensa a los empresarios del sector a los que se ignora o desdeña. Más de una vez han solicitado entrevistarse en etapas anteriores con el titular del departamento sin obtener respuesta alguna. Silencio como síntoma inequívoco del desprecio oficial hacia la industria privada del juego.
Las competencias sobre la materia están asumidas por las Comunidades Autónomas. Por lo que el papel del gobierno central afecta fundamentalmente al juego online y su regulación y otros flecos. Pero esto en modo alguno implica una desconsideración hacia los distintos subsectores en tanto se dispensa un mimo exquisito a las asociaciones de exjugadores, otorgándoles un dinero y un protagonismo que en no pocos aspectos merece ser cuestionado. O por lo menos objeto de un análisis realista y desprovisto de prejuicios.
Conviene no engañarse. La izquierda extrema que viene siendo la encargada de gestionar Consumo no se corta en su clara animadversión al juego privado. Nada más hay que recordar las perlas que el inefable Garzón, don Alberto, dedicaba al sector y sus ansias no disimuladas para atacarlo sin cortarse un pelo. Y, entre torpedo y torpedo a las líneas de flotación de las empresas, sacaba la pasta para contentar a los rehabilitados. Que dicho sea de paso se lo han montado a lo grande. Y viven como tales.