Hay personas a las que físicamente no has tratado nunca y a pesar de esta circunstancia te identificas con ellas. Guardas un grato recuerdo de sus figuras aunque su conocimiento no proviene de la cercanía, del contacto directo. Eso es lo que me sucede con Eugenio Fernández Barrio, abogado, profesor, funcionario del Cuerpo Superior de Policía con el que mantengo una relación epistolar desde hace años. Pero que nunca ha pasado de cartas y conversaciones telefónicas.
La relación se inicia por haber desempeñado Eugenio Fernández tiempo atrás la tarea de ocuparse del control de los juegos de azar en Asturias. A partir de ahí se convirtió en un lector asiduo de SECTOR DEL JUEGO y ha tenido personalmente conmigo pequeñas atenciones que agradezco muy sinceramente. Pertenece Eugenio a ésa generación de profesionales que han sabido hacer de su tarea un ejercicio muy vocacional realizado a conciencia y con rigor. En su labor docente ha contribuido a la formación de numerosos jóvenes que, merced a su experiencia y enseñanzas, han conseguido ingresar en el Cuerpo de Policía. Y en cuanto a etapa en los servicios de control de las prácticas de azar debo decir que se distinguió por su decidida ofensiva contra el juego ilegal que en su época abundó lo suyo.
Eugenio Fernández, que posee en lo personal los rasgos que han caracterizado desde siempre a los auténticos caballeros, es protagonista de una biografía en la que destaca su sólida vocación académica. Licenciado en filosofía y letras, derecho y geografía e historia, miembro del Cuerpo de Policía y gestor administrativo es un hombre amante la formación permanente, del robustecimiento intelectual que se complementa con una inquietud que nunca acaba de tener fin. Fruto de unas vivencias que se inician en varios internados, que fructifican con estudios superiores y que alcanzan su meta de ingresar en la Policía, profesión de sus amores, es la edición de «Encrucijadas de una vida.» Una novela escrita por Eugenio en la que hace balance de una trayectoria personal y profesional cuajada de experiencias y reflexiones que realizan un repaso concienzudo de lo que ha sido su existencia.
No se le queda nada sustancial en el tintero a Eugenio cuando desbroza ante el lector una peripecia plena de aconteceres de muy variado signo pero que ilustran y mucho sobre los capítulos de una biografía apasionante que deja cumplida huella de su talla intelectual y humana. De las que doy fé por su tratamiento siempre exquisito. De los que ya no abundan en demasía.