He compartido con Paco Pallás muchas paellas a lo largo de años mil. Me acuerdo como si fuera hoy de la primera, que no fue paella propiamente dicha. Se trató de un arroz a banda con preludio gastronómico de unas estupendas gambas de Denia. El anfitrión no era otro que Pepe Marqués, del que soy deudor de gestos suyos hacia mi persona y empresa que jamás olvidaré. Se iniciaba en aquél grato encuentro la trayectoria de Paco hacia la presidencia de ANDEMAR-CV, responsabilidad que asumió en etapas distintas y que fijaron la mayor proyección asociativa de la entidad de puertas hacia afuera. De lo acontecido con posterioridad mejor silenciarlo.
Con Paco hubieron de por medio múltiples paellas y más de un cocido en la capital del Oso y el Madroño, lo que ha contribuido a lo largo del tiempo a sellar una amistad fetén, de las buenas, de las que se forjan unos lazos tan sólidos como duraderos que se mantienen a pesar de las distancias obligadas y los paréntesis que en modo alguno atenúan los afectos recíprocos cuando éstos se asientan sobre la base de un entendimiento que es muestra de calor y humanidad.
Paco Pallás siempre anda con muchos frentes abiertos por su condición de empresario múltiple, que toca no pocos palos de la industria y la agricultura sectores en los que se erije por acciones y méritos propios en una personalidad sobresaliente. Saca minutos de donde haga falta para cumplir con sus compromisos a los que acude con su proverbial espíritu de unir y fortificar el ámbito de las relaciones humanas y empresariales.
Confidencias, recuerdos, alegrías, durísimos golpes jalonan el marco de nuestra relación que ha servido para acercarnos un poco más en lo personal y en lo afectivo. Cuantas veces llamé a su puerta me la abrió de par en par. Sin preguntar nada y con el abrazo presto para anticipar el buen ambiente de la reunión. Con sesión gastronómica incluida faltaría más. Soy de los que a estas alturas selecciono las comidas a celebrar y a sus comensales. Y por eso un encuentro con Paco no deja de ser motivo de sana alegría. Paco Pallás , amigo que nunca defrauda. Con paella y naranjas de grato epílogo.