ANESAR celebra hoy su 12 Congreso de Juego. Al margen de sus ponencias y conclusiones los salones pienso que tienen motivos para levantar la cabeza y sacar pecho. De unos años hasta hoy, si bien parece que en los últimos tiempos se están aflojando en sus ataques, los salones han sido objeto de campañas denigratorias sin precedentes. En particular por parte de agrupaciones políticas de extrema izquierda secundadas por sus correas de transmisión ciudadanas. Campañas sustentadas en la mayoría de ocasiones en informaciones falsas y argumentos marcadamente sectarios que sólo han perseguido un fin: el acoso y derribo de éstos locales. Iniciativa a la que se han sumado con entusiasmo algunos gobiernos autonómicos.
Resulta que tras tanta denigración e intento de acoso y derribo de los salones se impone la verdad. El dato que saca a flote sin manipulaciones la realidad de un sector. Estamos cansados de recoger informes provenientes de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado que dan cuenta de sus visitas de inspección a los salones. Y que en la inmensa mayoría de los casos registran incidentes cero en materia de presencia de menores en sus establecimientos. Hablamos del argumento principal esgrimido para demonizar a los salones: la entrada de chavales en sus locales.
La actitud colaboradora de los empresarios del sector, y el celo demostrado en la adopción de medidas preventivas y en la inversión en sistemas de control y formación del personal, está dando sus óptimos frutos como lo ponen de relieve las visitas periódicas efectuadas por los miembros de la policía, supongo que nada sospechosos de alterar la imagen que hoy ofrecen los salones.
Insisto en que ésta situación da pie y motivos más que suficientes para que los empresarios agrupados en torno a ANESAR, y a su capitán, José Vall, estén en disposición de plantar cara a la ignominia y la mentira salida de la fábrica política. Sin complejos, mirando a la cara de todo el mundo sin distingo de colores políticos, los salones están en óptimas condiciones de sacar pecho y proclamar su verdad. La de la transparencia.