Ayer asistí al XXI Congreso de COFAR celebrado en Madrid. La sensación fue como visionar una de las mil secuelas de la película Misión Imposible, dónde ya sabes cuál será el nudo, desenlace y final. Para empezar, y sin analogías ni estéticas ni anatómicas con Tom Cruise, José Sánchez-Fayos ejerció de Ethan Hunt, el personaje central de la serie televisiva llevada al celuloide. Protagonismo total en su exposicón sobre el recreativo español si no fuera porque la mayoría de datos ya son de sobra conocidos tras los estudios de la Fundación Codere y las Memorias de la DGOJ. Pese a ello su mensaje a marchamartillo sobre lo que debe ser el juego en hostelería es adecuado. No hasta el punto de la beatificación, como apuntó el bueno – "terapeuta"– de Perendreu.
Que todo un Congreso gire en torno a un tema corre el riesgo de saturar al personal. O quedar en una nebulosa, más o menos lo que ofreció Ramón Pueyo de KPGM pues en su disertación – alocución cuidada y gesto sereno- no ofreció soluciones para cumplir con las políticas de Responsabilidad Social Corporativa. Y qué decir tiene que cuándo anuncias la presentación de una iniciativa, aplaudida de antemano por su voluntad de mejora, y queda en agua de borrajas la sensación es frustante. Eso fue lo que ocurrió con el programa de certificación de Responsabilidad Social para el juego en hostelería de COFAR. Un refrito de BACTA sin concreción y parido más para cubrir el expediente que como propuesta sólida. El tiempo dirá si finalmente toma cuerpo. Seguro que sí, procediendo del ingeniero Antoja.
Me quedo con la frontalidad de discurso de Prats, Cabeza de Vaca y Júlvez. El primero señalando con el dedo – sin dar nombres, lógicamente porque no lo sabe – a los que han orquestado la campaña desfavorable al juego en la Comunidad de Madrid. El segundo por su sentido crítico al reconocer que el sector ha sido y lo es en muchas ocasiones, un negocio con falta de comunicación y "opaco". Y ahí la Administración también debería apoyar. Y la última porque su claridad y servicio al ciudadano hacen un gran favor a los maños.
Otra de las actuaciones esperadas era la de Manuel Lao. En esta ocasión, y dado el anuncio de abandono de la presidencia de COFAR, fue menos intensa. Pero pese a ello Lao es un grande. De esos empresarios únicos, capaces de levantar un imperio de la nada y mantener los pies en el suelo. Sencillo, desbocado, puro. Gracias Manuel o Manel. Andaluz o catalán. Has hecho mucho por todos nosotros.
Porque de la humanidad de Lao no se olvidó Miguel Otero de ASERVI. Chapeau. No tanto el panegírico de Amadeu Farré. Si la Generalidad quiere reconocer la figura de Lao que organice un acto como dios manda.
Espero el próximo COFAR … mientras veré la XXII entrega de Misión Imposible.