No hace ninguna falta mencionar el apellido, con el nombre basta y sobra. Hay hombres que dejan huella en el ámbito donde se desenvuelven y actúan. Que saben ganarse el respeto y la consideración de aquéllos a quienes tratan o con los que trabajan. Que no pasan desapercibidos porque se significan en sus funciones profesionales que desarrollan con tacto y eficacia. Que desprenden, de manera natural, un comportamiento donde brillan el señorío y las buenas formas. Hablamos de gentes que dan lustre al trabajo que desempeñan y que, al dejarlo por imperativos de la edad, se continúan apreciando y valorando.
Por descontado que lo han adivinado. Nos estamos refiriendo a la figura de Jesús Alberto Fuentes Sastre, un policía que nunca dejará de serlo. Un policía brillante, que dio categoría y señorío al Cuerpo. Que ejerció sus funciones de manera atinada y rigurosa demostrando en todo momento que estaba en el juego para hacer cumplir la ley y para contribuir con sus aportaciones a la mejora del juego. Un sector con el que se identificó Jesús Alberto, con el que contactó y supo entender al entrar a fondo en el análisis de sus problemas y en la comprensión de unas limitaciones muchas veces carentes de bases sólidas. En su larga dedicación al sector desde su responsabilidad en los Servicios de Control de Juegos de Azar, Jesús Alberto se granjeó a pulso la confianza y el afecto de empresarios y profesionales. Eso lo dice todo.
Ahora, al frente de Buenos Principios, Jesús Alberto será uno de los protagonistas de EXPOJOC donde disertará sobre seguridad en locales de juego. Nadie más facultado que él para hablar de éste tema. Lo conoce como ninguno y en materia de prevención puede asesorar con tanto rigor como conocimiento. Un policía cabal, Jesús Alberto. De los que confieren categoría humana al Cuerpo.