Hostelería y recreativo son vasos comunicantes, fuentes de energía mutua, eslabones fortalecidos por años de compartir y establecer lazos de colaboración que han deparado beneficios a ambos. Hostelería y recreativo han hecho camino juntos, han soportado muchos palos apoyándose y han sorteado múltiples dificultades siendo fieles a sus compromisos. Lo último ha sido lo de la pandemia, que ha golpeado con dureza extrema a los dos, y que ha servido para propiciar un mayor acercamiento, un hacer más ostensible el sentido de la unidad, de la lucha en común, de salir a la calle juntos cuando la situación así lo ha exigido.
Hostelería es pieza fundamental de la industria del recreativo y la máquina un soporte imprescindible para el bar, para darle aire y ayudar en lo económico y en lo que significa distracción y entretenimiento para su parroquia. Para el operador ése bar, el café es punto de apoyo para el desarrollo de su negocio de ahí que se imponga el entendimiento con el hostelero, el compartir inquietudes, el remar juntos en pos de unos objetivos de supervivencia en un ámbito no exento de complejidad y servidumbre.
La industria hostelera y la del recreativo llevan ya casi medio siglo de hermanamiento, de ser y estar, de cerrar filas y afrontar golpes bajos que nunca han faltado ni faltan para tratar de salir adelante y seguir en la brecha.
En tiempos duros, y éstos lo son, hay que cerrar filas y fortalecer el espíritu unitario. A lo que están llamados hostelería y juego, o sea el recreativo. De esto pienso que se hablará, alto y claro, en el Congreso de FEMARA donde hostelería es la gran protagonista.
