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DESDE LA AVENIDA Juan Ferrer

Brasil o el juego de nunca llegar

28 de febrero de 2022

Llevan años, demasiados, en Brasil hablando de proyectos para legalizar el juego. Están los políticos en aquello del cuento de nunca acabar y ahí andan enredando. Ahora la Cámara de Diputados parece que tiene listo un reglamento para casinos y bingos que debe de ir a la Cámara Alta y que cuenta con la oposición del presidente del gobierno Jair Bolsonaro. Como puede comprobarse un lío que transcurre el tiempo y no lleva trazas de aclararse. Los planteamientos que formulan los contrarios a la legalización me parecen tan pueriles como anacrónicos

Anduve por Sao Paulo hará unos veinticinco años. El juego funcionaba y tuve la oportunidad de visitar diversas salas de bingo que eran escenarios rutilantes y estaban a pleno rendimiento. Conocí entonces a don Alejandro Ortiz, que era uno de los grandes del juego, con amplio abanico de máquinas para ofrecer y ganar, que me dispensó desde primera hora un trato caballeroso y cordial. Hasta que la actividad se acabó por decisión política el apellido Ortiz era una de las principales señas de identidad del juego.

Con semejantes antecedentes ni que decir tiene que Johnny Ortiz, con sentido previsor y mirada muy larga, está desde mucho tiempo atrás preparado y en rampa de salida para poner su sabiduría, que es notoria, su experiencia y la calidad de unos productos bendecidos a nivel mundial al servicio del juego en Brasil. Un grandísimo país en el más amplio concepto del término, a pesar de sus políticos sin distinción de color, y en el que cuando la ocasión llegue contará con la presencia de un empresario de talento, ideas y recursos que se llama Johnny Ortiz. Y que dará categoría a su industria del juego.