Tengo a gala autoproclamarme cronista del bingo español. Y lo hago porque nadie puede discutírmelo. Por eso he vivido muy de cerca como notario del sector un sinfín de avatares, empresariales y asociativos. De algunos he podido hablar y contar, de otros opté por cerrar la boca y mirar para otro lado. Era la actitud más recomendable y beneficiosa de cara a la imagen sectorial.
En el plano asociativo estuve muy cerca de todo lo que acontecía en ASEJU. Que tuvo etapas convulsas y fases de agitación empresarial que dieron lugar a la escisión y posterior constitución de OMEGA. En aquéllos acontecimientos participé como testigo y estuve en primera línea. Me precio de haber hecho grandes amigos, entre ellos los que fueron sus presidentes en distintas etapas. Quizás por ésa razón siempre encontré en ASEJU reconocimientos y afecto.
Y por las razones expuestas celebro que a partir de la asunción de la presidencia de ASEJU por parte de José Luis de Pedro Videgain, grandísimo amigo de muchos encuentros y confidencias, la asociación entrara en un largo período de estabilidad y de interlocución fructífera con la Administración. Una estabilidad que ha tenido su efecto continuado con José Luis de Pedro Ramonet que lleva desde 2020 en el puente de mando, asistido por un José Luis Merino que es otro de los imprescindibles del bingo español, y con cuyo padre, Rufino, compartí algunas de las fases de turbulencia asociativa a que antes aludía. La realidad es que ASEJU lleva años largos de estabilidad y gestión eficaz a la que han contribuido la saga De Pedro y el bien hacer de mi apreciado Merino junior. Felicidades.